“Leo se quería quedar”, dice Joan Laporta. El presidente añade que el argentino hizo todo lo que pudo por continuar en el Barça. El máximo responsable del club, además, felicita a los miembros de la comisión económica por el esfuerzo que han hecho –“por lo bien que lo han llevado”, son sus palabras concretas-, y agrega que su junta tiene ahora la máxima motivación: “Estamos más motivados que nunca”. Hizo todo lo posible por quedarse, pero no se queda. La junta llevó bien la renovación, pero no consigue nada. Y el presidente está más motivado que nunca. ¿Ahora, sin Messi?

Durante la campaña, en un debate en TV3, Laporta humilló a sus opositores –Víctor Font y Toni Freixa- cuando aseguró que solo si él salía elegido presidente Leo Messi se quedaría en el Barça. Con los otros dos, no. Entonces comenté en las redes que a los dos candidatos les faltó agilidad para preguntarle: ¿Y si no se queda, qué hará usted? Semejante afirmación en boca de otro presidente habría dado luz a un montón de hashtag como aquellos que decían #BartomeuOut. El caso es que en la historia de Joan Laporta como presidente del Barça habrá páginas exquisitas y dirá que firmó el primer contrato profesional del más grande jugador de los últimos tiempos. Pero también habrá un capítulo en el que se leerá que fue el presidente que incumplió su palabra de mantener a Messi en el club.

Resulta difícil de creer que durante todo el verano hayan estado mareando la perdiz con los acuerdos de ambas partes, con la prensa publicando todo lo que le decían, incluso firmas fiables anunciando los años y hasta el discurso que iba a dar el día del Gamper, y que un día antes de la supuesta firma salga un comunicado del club diciendo que Messi se va del Barça, y que, inmediatamente prensa de la entidad emita un vídeo de despedida del jugador.

Ya ha quedado claro que Joan Laporta no ha podido detener la marcha del argentino. Pero como escribe mi admirado Martín Caparrós han utilizado a la prensa: “Querría saber cómo fue ese momento mágico en que Laporta descubrió que no podría pagar lo que había ofrecido pagar. Qué fácil nos engañan”.

Laporta y miles de socios del Barça, todos los que organizaron la moción de censura contra Josep María Bartomeu, sabían que el club estaba en quiebra. Por eso me llamó la atención que Laporta se presentara. En su rueda de prensa habló de la “herencia nefasta” que le ha dejado la anterior junta. Una situación económica peor de la que pensaba. Parecía estar repitiendo lo que dijó de él la junta de Sandro Rosell cuando asumió la presidencia en el 2010.

Tampoco es creíble que Messi, que ha contribuido decisivamente a crear un Barça más grande, haya hecho todo lo que ha podido por quedarse. Ya quiso marcharse el año pasado pese a que este club fue el que lo hizo crecer, el que lo atendió desde niño, el que le firmó el primer contrato y nueve renovaciones más, cada vez ofreciéndole más y más dinero. Que la masa salarial del equipo creciera es culpa directa de Bartomeu, pero ¿qué habría pasado si lo hubiera vendido, a él y a otros también gloriosos?

Messi se olvidó de todo, incluso de que este Barça de sus amores lo salvó de una condena de 21 meses por fraude fiscal y lanzó una campaña que tuvo un lema: “Messi somos todos”. Messi, señoras y señores, no hizo todo lo posible por quedarse.