La semana pasada escribí un artículo bajo el titular de ¿Y Font y Freixa qué opinan? Víctor Font perdió unas elecciones que había preparado con más tiempo que nadie y en las que contó con el asesoramiento de periodistas de lujo. La derrota lo dejó mudo. O quizás la decepción que le causó la masa social y los medios de comunicación fue tan grande que prefiere el silencio. Toni Freixa, en cambio, está activo en las redes sociales. Critica y propone, aún a riesgo de recibir inmediatamente el castigo de ese entorno dictatorial que bombardeó a la anterior junta directiva y que hoy se muestra complaciente con la actual, y parece digno aprendiz de carcelario que desean ver en prisión a todos los que no comulgan con ellos. Sufren amnesia y han olvidado que Freixa también formó parte de esa joven generación de directivos que acompañaron a Laporta en su primer mandato.

“Desde la campaña hasta hoy han pasado 15 meses de gestión que han cambiado mucho las cosas. Quizás sí no se hubiera cerrado el ejercicio 20/21 con 488 millones de pérdidas y se hubiera cumplido el presupuesto de la 21/22, podríamos plantearnos otra política”, escribió este lunes Freixa defendiéndose de un tuitero anónimo que le recordaba alguna de sus promesas durante la campaña, y después de reclamar un debate serio, con datos y objetividad sobre las causas reales de la situación económica del club. Y pedía soluciones, al tiempo que aconsejaba desistir de fichar este verano.

Es verdad que Freixa, en febrero del año pasado, anunció en plena campaña que tenía un inversor que le permitiría fichar a tres cracks. Pero también hizo promesas Font, y ya no hablemos de Laporta que dijo que con él de presidente Messi continuaría en el Barça y cuando ganó las elecciones lo echó del club sin ningún rubor. Las promesas en época electoral son un cebo para captar votos. Hay quién las cumple y hay quién no. Como también hay quién las cree y otros que no comen cuento.

Pero si es verdad que el Barça es de todos, la situación económica del club es tan grave y Laporta no halla la solución idónea, el presidente n tendría que hacer aso de la propuesta de Freixa, y convocar ese debate, en el que debería invitar a participar a los principales actores de los últimos años del barcelonismo. Urge por el bien del Barça.