A toro pasado es fácil señalar, pero tras el partido que firmó este jueves el Barça  frente al Levante en la Ciutat de València las dudas e incógnitas sobre el rendimiento del banquillo del conjunto culé y la cantera se ciernen sobre Ernesto Valverde. El Txingurri rotó, como la culerada le exige, no acertó y arriesgó demasiado en un partido que podría haber sentenciado la eliminatoria. 

El resultado fue desastroso en el verde y esperanzador en el marcador. Las rotaciones en Copa son obligatorias, especialmente si dicho torneo ha pasado a un segundo plano para priorizar la Liga y la Champions, pero apostar por dos competiciones, especialmente la europea, tan difíciles es un tanto irresponsable y muy temerario.

El resumen del partido también lo es: Denis Suárez salvó los muebles al equipo pese a su falta de protagonismo y su salida inminente del equipo este mercado de invierno. Menuda papeleta para el gallego. Y para los escépticos, menuda pérdida será para el equipo su salida, pero eso es un tema aparte. 

Apuesta fallida

Ernesto apostó por la cantera, por un once revolucionario frente a un equipo al que en Liga le endosaron una manita, pero el técnico extremeño olvidó que hasta el 0 a 2 de Messi y Suárez, los azulgrana, aquel día también de amarillo, sufrieron las acometidas ofensivas de un equipo que sabe perfectamente a lo que juega y lo hace de maravilla. 

La pegada y el acierto que faltó aquel 16 de diciembre, si entró en escena este jueves y pudo ser peor. La cantera volvió a entrar en escena, así como el fichaje exigido por Valverde y todos juntos y revueltos naufragaron. Tampoco se salvó el centro del campo, con un Busquets irreconocible y una delantera falta de olfato con un Coutinho desaparecido, un Malcom fallón y un Dembelé que lo intentó, pero que no le salió nada. 

Malcom fallando un mano a mano contra el portero del Levante / EFE

Malcom fallando un mano a mano contra el portero del Levante / EFE

Malcom fallando un mano a mano contra el portero del Levante / EFE

Aun así, la defensa fue la más señalada. Chumi y Miranda no estuvieron a la altura, pero ¿quién les culpa? Dos chavales de la cantera a los que hay que darles minutos y continuidad paulatinamente y no arrojarlos a las fieras como sucedió este jueves. Tampoco acompañó la presencia de Murillo. Debut de azulgrana y muchas dudas sobre su velocidad y capacidad de anticipación, virtudes por las que llegó al Camp Nou. El segundo gol del Levante, obra de Mayoral, le dejó retratado. 

Tres jugadores en una línea defensiva en la que Chumi o Murillo deberían haber esperado su turno. Lenglet debería haber sido el comandante junto a uno de ellos, e intercambiar posiciones en la segunda parte, pero el francés, con la baja de Umtiti también necesita descansar. Al final, tuvo que salir al rescate en la segunda parte. 

¿Error de Valverde o mensaje?

El Txingurri falló en su apuesta, pero confirmó sus peores temores. El equipo B, especialmente en defensa, todavía está muy verde. Tiempo al tiempo y calma. La eliminatoria aún puede remontarse, pero el once de la vuelta está obligado a ser de gala. Chumi, Miranda y Murillo tiene toda mi confianza, pero necesitan alguien que les guíe. Apenas se conocen, y Murillo ni siquiera tiene asumidoa los automatismos. Esa dupla condenó también a la medular y obligó  a Busquets a abandonar su posición para sacar el balón jugado. 

El experimento fue fallido y no debería volver a repetirse. Los retoques deben ser por demarcaciones, no por líneas. Valverde lo sabía y ahora también todo el barcelonismo. Hizo lo que se le pedía y al final tuvo razón. Fin a las exigencias y a las críticas. Por fin.