Joan Laporta lleva casi un mes en el cargo y todavía no ha tomado ninguna gran decisión, más allá de algunos nombramientos y relevos ejecutivos esperados. Probablemente, antes de ejecutar quiera tener una fotografía real del estado del club, con una economía especialmente golpeada por la caída de ingresos provocada por el Covid, como les está sucediendo a todos los grandes de Europa.

El caso es que todavía no ha definido ni la estructura deportiva. Mateu Alemany ya ejerce de director de fútbol aunque no ha sido presentado ni ha firmado su contrato. También se desconoce si Jordi Cruyff se incorporará como secretario técnico, a pesar de que a Ramón Planes se le ha comunicado que cuentan con él para las dos próximas temporadas aceptando una modificación en su estructura salarial. Quizás porque todavía no existe una estructura no se haya querido confirmar oficialmente la continuidad de Koeman en el banquillo para la próxima temporada. O también es posible que no exista, verdaderamente, una plena convicción en su ratificación y su futuro dependa de los resultados que obtenga en este final de temporada. Hay otras operaciones urgentes que hay que acometer con celeridad. Leo Messi está a 10 semanas de quedar libre. Laporta se postuló en campaña como el único dirigente capaz de conseguir la continuidad del argentino y, por lo que parece, todavía no se le ha hecho llegar ninguna oferta para que estampe su firma en un nuevo contrato, que debe contemplar obligatoriamente un importante descuento en su remuneración.

A dos meses y medio de acabar la temporada no está clara la continuidad del actual entrenador ni la del capitán que ha marcado la vida del club en los últimos 16 años. La incertidumbre no puede mantenerse mucho más porque el proyecto deportivo futuro está en juego. En el plan de choque para amortiguar el impacto económico negativo estaba plantear una rebaja salarial a los jugadores. Será difícil conseguirla, teniendo en cuanta que todavía no se han iniciado estas complejas negociaciones y solo quedan 76 días para cerrar el ejercicio económico. También había que renegociar con los acreedores un aplazamiento de pago y replanificar la deuda, de corto, a medio o largo plazo. Y estaba contemplada y pendiente la venta del 49% de las 4 líneas de negocio del club agrupadas en el Barça Corporate, a cambio de ingresar 250 millones de euros antes del 30 de junio. Y ésta no es una operación sencilla dado que deben materializarse y articularse contractualmente las ofertas recabadas por Goldman Sachs.

En fin, que Laporta debe pasar ya de seducir, repartiendo abrazos y sonrisas, a tomar decisiones capitales.

Veremos si del dicho al hecho demuestra la misma habilidad.