Es bien sabido por todos, que los restaurantes tienen algo especial que encandila los mejores negocios, también propician los divorcios de algún contrato ya hecho que a última hora se ha torcido y fomentan las relaciones públicas tan necesarias para no parar la conocida máquina del networking. Con la nueva directiva de Joan Laporta, estos han cobrado un especial protagonismo. Algunos de forma pública, como el Botafumeiro, para seguir confiando en Koeman la primavera pasada, y otros más privados.

Con Jan se ha establecido una especie de ruta gastronómica que también representa, de algún modo, el retorno de una forma de vivir que gusta al culé: desacomplejada, regada de buenos vinos, las mejores carnes y unas sobremesas de puro escondido. El peligro de todo ello es cuando se abusa de esta praxis… Aunque no nos engañemos, con Josep Maria Bartomeu era lo mismo pero estas comidas no tenían tanto recorrido y siempre se movían por la zona alta de Barcelona. Incluso me cuentan que algún directivo cambió, en su momento, las salas privadas de los restaurantes por el bar del Tanatori de Les Corts

Esta semana nos permitimos un pequeño divertimento: relatar los sitios que Laporta frecuenta para saborear manjares y, normalmente, también para cerrar sus negocios. Uno en los que no ha fallado recientemente es el Restaurant Gaudim en calle Aragó. Jan baja del upper guiado por su fiel amigo Enric Masip, que le descubrió este lugar y sus grandes especialidades, como el atún Balfegó y la carne de Kobe.

Por otro lado, también encontramos que sale de Barcelona y, emulando el Can Ferran que tanto gusta a Xavi, en este caso Jan se va al Sant Pere del Maset, en el municipio de Sant Pau d’Ordal. Las paellas no fallan; y los calçots, tampoco. Para el fin de semana y, sobre todo en las vacaciones estivales, se va a su casa de veraneo y frecuenta un argentino en S’Agaró que se llama El Foc. No faltan las parrillas y el churrasco en este restaurante situado en la avenida Platja d’Aro. Y cuando coge el avión, debe hacer parada obligatoria en el Enrique Tomás para zamparse un bocata de jamón 5 jotas en el Aeropuerto del Prat.

La lista podría seguir con algunos que su entorno le ha recomendado como Restaurante Elkar, Collitza Zero o la Bonaigua. Más allá de la curiosidad, se constata cómo en el periodismo deportivo se puede trabajar más desde un restaurante que sentado en una redacción. Y el ejemplo no solo vale para Laporta. Sin ir más lejos, los buenos negocios de Carles Puyol, metido en la representación de futbolistas junto a Ramon Sostres y su amigo Iván de la Peña, se cocinan en el bar del gimnasio Metropolitan de Iradier. Y, así, todos.