El Barça prepara una nueva rebaja salarial. Pero que nadie se asuste ni tema por Messi, Griezmann, Piqué, Dembélé y compañía. Los cracks, o presuntos cracks, ganan mucho dinero. Demasiado. Una rebaja del 10-15 % ayudará al club a cuadrar los números y sus economías apenas se resentirán. Seguirán teniendo todos los caprichos que quieran y vivirán en una burbuja en tiempos de gran inestabilidad y frustraciones. La lista de los sueldos de los futbolistas, desvelada por Culemanía, pone los pelos de punta.

Messi, posiblemente, tenga razón cuando habla de malabares para referirse a los fichajes y traspasos del Barça desde la conquista del triplete en 2015. En los últimos años ha pagado auténticas burradas por jugadores de medio pelo. Y ellos, los futbolistas, cobran mucho más de lo que merecen. Messi, por ejemplo, cuesta 100 millones de euros anuales en pleno declive del astro argentino. Cierto es que su nombre facilita muchos acuerdos comerciales.

Griezmann, un capricho de Bartomeu, gana un pastizal. Igual que Gerard Piqué y Sergio Busquets, dos jugadores cuya obra trascenderá con el paso de los años. Otra cosa es el caso de Dembélé, que con variables pasa los 12 millones anuales. El suyo, sencillamente, fue un negocio ruinoso. Un error que puede acabar fatal, pues el delantero de las lesiones musculares y empanadas varias ya barrunta su salida del Camp Nou con la carta de libertad. Solo faltaría que se fuera al PSG, aunque de momento flirtea con la Juventus. De momento ya ha sacado de quicio a Koeman, que se ha quedado sin el deseado Depay por culpa de Dembélé.

Dembélé no es el único francés que va a su bola. Ni el único que irrita a Bartomeu y la cambiante estructura deportiva del Barça. Más frustrante todavía es la actitud de Umtiti, un futbolista que apuntaba alto pero que se borró del mapa tras negarse a operarse. Desde 2018, jugar apenas juega, pero cobra una morterada gracias a su renovación antes del Mundial de Rusia. Su temor al quirófano es una pesadilla para el Barça, que le paga otros 12 millones de euros por temporada. Nunca las sesiones de gimnasio habían estado tan bien pagadas.

El Barça, con una economía de guerra por el coronavirus y la generosidad de Bartomeu, se ha quedado a medio camino en la renovación de la plantilla. La nota positiva es que se ha rejuvenecido el equipo y que ha regresado la cultura del trabajo, con entrenamientos intensos y un entrenador que manda de verdad. Messi todavía come aparte, pero ya sabe que no puede desafiar la autoridad de Koeman. Y que si lo hace, puede salir trasquilado.

En el Barça habrá mucha movida en los próximos meses. Bartomeu está con la soga al cuello en un club tan pasional como autodestructivo en los momentos más complicados de su historia. Por eso, la felicidad de los barcelonistas depende de Koeman y sus jugadores. El holandés, por suerte, tiene las ideas claras y carisma suficiente para liderar un proyecto con muchas grietas. En España, el Barça debe competir hasta el final con un Madrid que tampoco está para tirar cohetes. Europa es otra cosa, aunque el margen de mejora respecto al espanto de Lisboa es asumible.