Estos días estamos sobresaturados de opiniones y falta de claridad sobre el futuro deportivo de este país. Por un lado, ya sabemos que los clubes más pequeños serán los grandes perjudicados. Por el otro, las medidas gubernamentales como la aplicación de un ERTE, nos hacen cuestionar si los órganos públicos deben hacer frente a una parte de las retribuciones millonarias que cobran los jugadores, o sea, si nos tenemos que ceñir al pie de la letra a las leyes. Por el otro lado, el silencio de los jugadores en esta crisis sanitaria pero económica choca con la voz que siempre quieren tener para mejorar su imagen cuando se trata de enfermedades que solo afectan a una pequeña población comparado con la que estamos afrontando. Por ejemplo, en enfermedades minoritarias e incluso oncológicas. Cuando todo esto acabe, tendremos que preguntarnos si, los propios medios de comunicación, debemos frenar estos lavados de imagen hipócritas a ciertas estrellas del fútbol que ahora nos demuestran que solo miran por su interés.

Pero vamos más allá. Delante de una crisis económica, ¿el Barcelona cómo debe actuar y qué consecuencias deberá asumir la directiva actual con Bartomeu al frente? Siempre decimos que los resultados deportivos pueden marcar su futuro continuista en unas elecciones. Ahora, excepcionalmente, la gestión económica marcará mucho más. 

El balance del ejercicio comportará pérdidas aunque será aprobado por la Asamblea General, si no hay ninguna sorpresa. No obstante, los estatutos son claros: "Si la ratio de endeudamiento llegara a ser superior como resultado de una liquidación de ejercicio económico aprobada por la Asamblea General, la Junta Directiva tendrá la obligación de restablecer el equilibrio patrimonial en los dos ejercicios siguientes, alcanzando la citada radio de endeudamiento". 

Hasta aquí, todo correcto. Pero este proceso coincide con unas elecciones a la directiva a la puerta de la esquina. Y si no se restablece el equilibrio patrimonial y se incumplen los artículos durante los dos ejercicios posteriores "supondrá el cese anticipado de la Junta Directiva, que deberá ser substituida por una Comisión Gestora". O sea, depende de quién gane, acabará saliendo en globo aunque, en este caso, se trate de una consecuencia externa y en ningún caso recaiga en la culpabilidad de quienes lo lideran.

Y ante todo ello, Bartomeu debe actuar. No sólo para preservar su silla o la de los suyos que vengan detrás con la intención de volver a liderar el club, sino por el bien del Barcelona y su patrimonio. Y volvamos al principio de todo. El mayor gasto de este club son las nóminas de unos jugadores callados sin ganas de tomar ninguna responsabilidad. Con una única solución que corre en los pasillos: están dispuestos a proponer la "solución Neymar". Un retraso del cobro de su sueldo millonario pero en ningún caso la renuncia a su totalidad. Digo "solución Neymar" porque el mismo Piqué admitió que los jugadores habían propuesto aplazar una parte de su sueldo para que viniera. Y ahora están dispuestos a cobrar más adelante para cuadrar balances. Y yo me pregunto: ¿Realmente esto es suficiente? Vivimos unos momentos de incertidumbre pero hay una cosa que está cambiando: no todo vale y la injusticia social hace que no se admitan tantas tomaduras de pelo. En teoría, el club sigue siendo de los socios. Es el momento de que esto se note y se ponga freno a los caprichos de unos pocos.