Distancia de seguridad en los banquillos, ausencia de saludo al saltar al terreno de juego, no celebrar los goles en grupo y un silencio ensordecedor a lo largo de los 90 minutos.

El fútbol ha vuelto en Alemania pero su esencia todavía tardará en reaparecer. Pese a unas audiencias televisivas de récord este deporte no es el que conocíamos. La nueva normalidad compensa económicamente a algunos pero no satisface las necesidades del espectador ni del espectáculo. Frío y sin alma, el nuevo fútbol deja mucho que desear

El regreso de la Bundesliga sirvió para matar el gusanillo de balón y para confirmar que el fútbol post-coronavirus será un sucedáneo de lo que conocíamos hasta ahora. ¿Realmente vale la pena jugar así? Ni se juega ni se vive con la misma intensidad. Me parece una broma de mal gusto con una finalidad económica que pone en entredicho la moral de todos los dirigentes y clubes.  

Ah, y por cierto, también había expectación antes de la vuelta de la Bundesliga acerca de si habría o no minutos de silencio por las víctimas del coronavirus. Los que esperaban que fuera así se quedaron con las ganas. No tuvieron ni ese detalle