Con mucho respeto, pero sin complejos. No por el favoritismo que tiene el Barça ante el Manchester United en el duelo de cuartos de final de la Champions League --que siempre puede ser traicionero-- si no por un juego que domina todos los registros y que convierte a los azulgranas en un equipo mucho menos predecible. 

Solskajer vio en primera persona cómo el Barça sentenciaba la Liga en los últimos instantes de partido mientras anotaba en su libreta las variantes del juego azulgrana en las diferentes fases del juego. Se acabó el Barça horizontal y monologuista. Lo sigue siendo, pero ahora Messi también puede filtrar un balón en vertical que deje a Jordi Alba solo ante el portero. 

También se atreven desde fuera del área, así han sido los dos últimos tantos de Luis Suárez en el campeonato doméstico. La solidez defensiva ya no es aquella pesadilla que perseguía al equipo en los choques más físicos. Sigue siendo una asignatura pendiente, pero con la presencia de Piqué, un todoterreno esta temporada, el equipo sufre menos. Todo, porque a fin de cuentas, se concede menos. 

Menos córners, menos faltas laterales y el trabajo defensivo es colectivo. Se cierran los espacios y tan solo el contraataque se antoja como una posibilidad real para los red devils. El Barça llega con la quinta puesta, pero Valverde debe leer el partido. Queda la vuelta en el Camp Nou y en Champions una mala noche puede condenarte a la quema hasta la temporada que viene. Nadie se olvida de Roma, aunque el equipo tenga otra cara y otra ambición. 

Tranquilos, pero no relajados

La victoria ante los rojiblancos del sábado mantiene la confianza en el juego del equipo intacta y además permite al vestuario centrarse en la competición más exigente. Pronto llegarán las rotaciones para dar descanso a los pesos pesados --muchos ya superan los 3.400 minutos-- y dar oportunidades a la nueva generación de azulgranas que deberá mantener esa hegemonía en el futuro.

El Barça llega enchufado y esta a tan solo cuatro partidos de la final. 360 minutos para volver al partido de todos los partidos. Un camino largo en el calendario, pero corto en el tiempo de juego. Valverde ha dado otra cara a un Barça que ya temen en Inglaterra. El equipo está concentrado en la orejona, y con todo a favor, pero no definitivo. 

La mejor dupla de Europa llega en plena forma, el centro del campo fino y reservado y la defensa ofrece pocas dudas. Un estadio histórico ante una afición inglesa que siempre aprieta. No será fácil, pero Messi es el primero que quiere alzar esa copa como capitán el próximo 1 de junio en el cielo de Madrid. Otro aliciente más, ser campeones en la capital. Todavía queda lejos y es demasiado osado hablar de ello.

Una foto de Messi y Suárez celebrando un gol durante un partido del Barça / FCB

Una foto de Messi y Suárez celebrando un gol durante un partido del Barça / FCB

Una foto de Messi y Suárez celebrando un gol durante un partido del Barça / FCB

Con este juego y, sobre todo, esta ambición, somos la amenaza del Manchester United y de toda Europa.