Intentar vender una suposición o hacer un comentario con tintes graciosos pero que parezca una mentira disfrazada, para que quede ahí en la memoria de los malpensados, es una práctica muy propia del periodismo amarillo. Todos somos sospechosos de algo, pero dejar entrever, aunque sea con sabanas o letras de seda, que Messi y otros compañeros simulan lesiones para no jugar determinados partidos es digno del mejor periodismo que hoy es premiado con likes en las redes sociales.

Jamás pensaré que Messi se borra de un partido, y menos de cuatro. Si Messi tiene un vicio, aparte de tomar mate, es el de estar en un campo de fútbol intentando hacer lo que más le encanta. No creo que le guste más ver los partidos con sus hijos, cuando estos gozan viéndolo en el campo. Y cuando lo que más desea él es sumar victorias, marcar goles y conquistar títulos.

Messi sabe que por encima de la Liga, esa que valora al máximo Pep Guardiola, lo que más interesa al socio y al periodismo en general, incluso el anti-Bartomeu, no es otra cosa que la Champions, aunque para estos últimos resulta más rentable la derrota. Lo ha leído y lo ha escuchado por pasiva y por activa.

Messi jugó en Dortmund y su reaparición resultó una alegría para los aficionados alemanes, pero también para los socios del Barça. Que el número uno del mundo esté activo es lo que todos los que aman el fútbol desean. No hay mejor noticia para este deporte que Leo Messi esté recuperado y con ganas de jugar. Sospechar de él no es legal y mucho menos serio.