Enric Masip es un hombre de confianza en la parte técnica del nuevo staff azulgrana. La confianza se gana con la amistad y Masip es uno de los que no falló a Laporta en las maduras, siempre ha estado de su lado y, lo más importante: en una era donde vivimos en gran parte del qué dirán, Masip se ha enfrentado con el gran público y ‘ha dado la cara’ por él. Eso debe tener una gran recompensa, aunque no haya sido un avalador económico de referencia para su campaña. Y se entiende, además es un histórico del club con una gran experiencia profesional consagrada. Ahora bien, me pregunto si el aval de no haberle fallado o tener su camiseta colgada, le hacen merecedores del ‘todo vale’. Masip hace y deshace a su antojo y también se intuye, en sus decisiones, que reparte premios dependiendo de lo bien que le caiga uno u otro. Su perfil, con los nuevos tiempos que acompañan el club, son buenos. Pero debe tener una crítica y debe hacer una reflexión a tiempo. Igual que su avalador, Jan. Recordamos que el presi hace mucha gracia, sabe cómo ganarse a la opinión pública e incluso a los jugadores. Pero al final, el crédito extra que ha tenido también se lo debe al fracaso de Bartomeu y las ganas de aire fresco. Los resultados se les empezarán a pedir en breves.

Me pregunto si en algunas secciones como precisamente la de balonmano, no pasará factura este ‘hacer y deshacer’, ‘coser y cantar’ que ha aplicado Masip sin ningún tipo de sentido. Se ha cargado el entrenador que acaba de darles una Champions, Xavi Pascual. Y para más recochineo, dos detalles totalmente opuestos: Pascual, con elegancia, declara que ‘le debía una Champions a Laporta’. En paralelo, la junta directiva de Laporta se fotografía con ellos en primer plano con la Champions de un equipo al que han decidido romper desde el banquillo.