Se decide la temporada en apenas unas horas y se decide en el Camp Nou. Mejor escenario imposible y mejor aliciente que la Champions tampoco. Valverde y Ter Stegen lo dejaron claro en la rueda de prensa previa al choque ante el Manchester United: no habrá negociación posible al estilo de juego. Así se debe ganar.

Un combinado entre el destino y la suerte, que pasan por la posesión, la velocidad en la asociación, la circulación del balón y las botas de Leo Messi. En su azar está escrito desde que nació en Rosario en 1987. Pasará a la historia como el mejor futbolista del planeta, superando a mitos como Pelé, Maradona, Platini, Romario… Todos ellos están a la merced del argentino y a su voluntad que, tal y como se ha visto esta temporada, pasa por estar en el Wanda Metropolitano el 1 de junio y levantar, por primera vez, una copa como capitán.

No depende solo de él, pero Messi tiene la suerte de estar rodeado de un Barça de garantías. Sólido en defensa, compenetrado en la medular y analítico en ataque. Todo bajo la supervisión y organización del 10 que ni con codazos parece amedrentrarse ante sus rivales.

El Barça pasará a semifinales o morirá en el intento fiel a su estilo. Eso opinan los más puristas, pero a estas alturas de la competición, sí, de acuerdo, se debe jugar con un 4-3-3. Continuar con el monólogo futbolísitco que se vio en  la ida en Old Trafford durante la primera parte, pero también se debe ser cauto. Acercar el marcador a los intereses azulgranas y amarrarlo con un 4-4-2 cuando el United apriete. Esa es la intención inicial. Valverde cree que la suerte hay que buscarla, y en ocasiones se debe ser osado y cauto por partes iguales. Que no temerario.

En ocasiones, se confunden los términos, pero ante la superioridad técnica del Barça, no hay complejos posibles. No hay inferioridad. Esta es la prueba definitiva para un equipo que siempre es favorito a todo y con que el destino, a veces, ha sido extremadamente cruel. Cuatro temporadas sin pisar unas semifinales, ni tampoco una final. Sin un título que debería ser el eje central el currículum de Leo Messi pero que se ha escapado por detalles. Los mismos detalles que diferencian ser osado con ser cauto.

Valverde parece haber encontrado la fórmula exacta. Los jugadores se sienten cómodos, mantienen la filosofía de juego y cuentan con la experiencia de una plantilla madura y de episodios pasados que nadie quiere recordar. El Camp Nou acudirá en masa a apoyar a su equipo sin especular. Tan poca especulación como la que realizará el Barça; es decir, ninguna. Al United hay que hundirle matando. Ese es el ADN azulgrana. Dominar, sodomizar al rival y culminar. Cautela por respeto y osadía para saber sufrir. La Champions no regala nada y tiene de todo. Y tenemos a Messi. Qué más queremos. Solo su nombre hace temblar a los rivales.