El Barça prepara grandes cambios, pero la revolución, salvo sorpresa, no afectará a los mandos. Tampoco a Ernesto Valverde. Habrá muchos movimientos en la plantilla para aliviar el malestar de la afición azulgrana. Sin revisión alguna del modelo, habrá muchas entradas y salidas. Para fichar, antes hay que ingresar.

Valverde, de momento, resiste. Bartomeu ha ignorado las presiones de sus directivos y ha ratificado al técnico, respaldado por algunas vacas sagradas del vestuario. Otras, en cambio, recelan de su gestión, de su permisividad con las estrellas, de sus lecturas de algunos partidos clave y de su buenismo. Algunos futbolistas le recriminan que no sea más valiente en la toma de decisiones. Le piden que se salte las jerarquías en beneficio del colectivo.

El Barça necesita una sacudida importante y Valverde, un técnico de perfil tranquilo, no parece ser el mejor remedio para dinamizar un colectivo con el ego muy subido. Comenzará el curso bajo sospecha, con la soga al cuello y con la necesidad de recuperar su credibilidad ante los futbolistas. Su capacidad para seducir al grupo será fundamental. No lo tendrá fácil porque no transmite energía ni demasiada alegría.

Bartomeu y Pep Segura, el mánager general del Barça, deberán asumir riesgos y tomar decisiones impopulares. No les bastará con traspasar a Cillessen, Rakitic y Malcom. Y las pasarán canutas para vender bien a Coutinho y no digamos a Umtiti, de quien se dice que no pasaría una revisión médica en otro club por sus maltrechas rodillas. La situación actual precisa una terapia más agresiva y atrevida, como despachar a Luis Suárez, Dembelé o Arthur. El brasileño es un futbolista perdido en la noche barcelonesa que ha ganado cuatro kilos en los últimos meses. Hoy nadie se atreve a compararlo con Xavi e Iniesta.

El Barça también debe atinar en los fichajes. Acertó al anticiparse por De Jong y debe priorizar el fichaje de un delantero de nivel. La posible contratación de Griezmann ya no suscita la unanimidad de hace un año. El francés tiene chispa y es aplicado en la presión, pero cuesta ubicarlo. Es un segundo delantero que se mueve muy bien por la banda derecha. Igual que Messi.

La afición del Barça aguarda noticias ilusionantes. Bartomeu necesita un fichaje mediático y Valverde espera piezas nuevas que encajen bien en su nuevo rompecabezas. Sería también conveniente que el técnico fuera más atrevido con los jóvenes de la cantera, aunque tenga poco margen de actuación. Y, sobre todo, conviene no repetir casos como los de Murillo y Boateng, fichados para nada. A partir de ahora, tonterías las justas.