Mientras el presidente del Barcelona, Joan Laporta, sigue soñando con traer a Haaland, la realidad va avanzando a pasos de gigante. De entrada, porque lo de Haaland es lo que he dicho en la anterior frase: un sueño. Y para continuar, porque la realidad que impera sigue siendo otra: que no marche Leo Messi. Y en este punto, que ya llevo reiterando en algunos de mis artículos anteriores, sigue habiendo una gran piedra en el camino. Por varias razones: no hay dinero para seguir pagando la ficha que tiene el argentino, no hay un proyecto que le ilusione ni un entrenador al que quiera (como ya argumenté anteriormente, Messi ha reiterado su voluntad expresa para que se vaya Koeman), ni unas cuentas de resultados que puedan avalar los máximos órganos del fútbol, des de la Liga hasta la UEFA, las masas salariales con las que se mueve el primer equipo.

¿Conclusión? Queda mucho trabajo por hacer y, en ello, ya empezamos a ver algunos detalles que pueden ser reveladores. El pasado 11 de junio, antes de comer, Xavi Hernández se dirigió a las oficinas del club en el Camp Nou para encontrarse con la nueva directiva. Pueden hacerlo en un restaurante e incluso colgar en las redes sociales la foto de la comida, como Xavi ha hecho con otras personalidades en los últimos días, pero en este caso fue diferente. Un encuentro más profesional, donde Xavi también aprovechó para saludar a viejos conocidos y, sobre todo, escuchar las voluntades de Laporta y su equipo.

No entraré en el terreno de las especulaciones sobre el contenido, pero es evidente que Xavi es un gran activo para poder convencer a Messi con un nuevo proyecto azulgrana. Quizás no para esta próxima temporada, pero sí para una siguiente que ya empiece a tener sabor a despedida cocinada a fuego lento, sin fechas marcadas, del mejor jugador del mundo. El barcelonismo necesita recuperar un proyecto que ilusione y si no se puede hacer a golpe de talonario, se debe ir por el campo de la persuasión, de los hombres de confianza, de la gente con crédito para dar un empujón a un club que, siendo una gran marca internacional, sabe que no tiene cheques ni jeques para poder hacer un reset de golpe.