Las redes sociales del Barça publicaron ayer un hilo bajo el título de “Acabamos una semana espectacular”. Toda una verdad que se prestaba a la sorna, ya que no se había ganado nada excepcional para un titular tan rimbombante, y si alguno pensaba que hacía referencia a una semana sin derrotas, ni a perder una ventaja de 0-3 en Vigo, pues tampoco valía porque el fútbol de Primera División estuvo paralizado por los partidos de selecciones nacionales.

Había que leer el hilo. Y entonces se podía descubrir que toda la espectacularidad de la publicación estaba fundamentada en el ambiente ilusionante creado desde la llegada de Xavi Hernández. Desde el primer día de su presentación que pareció que se había ganado la Champions, la Liga y la Copa, y a la que se sumó el entusiasmo de una tribuna llena y aquella frase del presidente Joan Laporta de “hoy es un día histórico”. Desde ese día, el barcelonismo vive excitado con la esperanza de una mañana mejor.

Solo con su presencia y verlo vestido con el chándal azulgrana Xavi ha maquillado la cara amargada y de odio que durante los dos últimos años se había reflejado en algunos rostros barcelonistas y también en algunos escritos en la prensa y en las redes sociales. Hoy, con Xavi todo parece bonito. Hay plena confianza en que la improvisación de la directiva en lugar de ser negativa contribuya decisivamente en la rehabilitación del Barça.

Pese a que muchos critican la poca experiencia de Xavi al mando de un equipo grande, a él le basta y le sobra toda la experiencia adquirida en sus tiempos de futbolista en el Barça. Conoce todos los rincones de la casa. Desde la cocina hasta el inodoro. Y sabe que en este momento lo último que hará es descartar jugadores como alegremente han asegurado algunas noticias. De ahí que aplaudo que el día de su presentación anunciara su intención de recuperar a Dembélé, aún a riesgo que el representante del francés se subiera a la parra y aumentara las condiciones de su renovación. De ahí que tampoco me haya creído que prescindiría de Coutinho. El brasileño tiene unas características que gustan a un exquisito exjugador como Xavi.

En este Barça no sobra nadie en este momento. Todo lo contrario. Y en este sentido tiene mucho que ver el reintegro de un veterano como Dani Alves. Todo aquel del vestuario que se quiera sumar al trabajo del nuevo entrenador seguro que tendrá su oportunidad. El solo pensamiento de ver a Dembélé y Coutinho recuperados sí que nos lleva a pensar que el verdadero espectáculo está por comenzar.