Estuvo cachondo ayer Koeman después de ventilar al Ferencvaros: "Que venga Valdano cada semana". Es verdad que el Barça ha cogido una buena ola de juego y resultados, bastante poco exigido tanto en el partido de ayer ante los húngaros como en su pachanga liguera de 'brunch' ante Osasuna. Pero eso no quiere decir que el técnico holandés no estuviera preocupado por las repercusiones del desahogo de Antoine Griezmann en el programa de ¿entrevistas? del sagaz exjugador y exentrenador argentino.

El muchacho tiene cuajo, esa es la verdad. Porque después de montar un documental para dar calabazas a su actual club cuando lo quería fichar del Atlético, afirmar sin sonrojo que estaba al nivel de Messi y Cristiano, acabar fichando por el mismo club al que plantó por 23 millones limpios anuales y meter un gol cada cuatro partidos (con suerte), pidió ante su engominado confesor catódico que todo el mundo le dejara "un poquito en paz". Como dirían los zagales del barrio donde crecí, "olé tus huevos, socio".

Si era quitarse la presión lo que quería El Principito, desde luego había elegido una manera muy curiosa de hacerlo. Cuando le preguntaron en su día por la catarsis del Valdanazo, a su míster se le puso el ceño cuadrado y echó balones fuera como pudo, hablando de amistad y juegos florales. No sabía que la solución le llegaría sola a los pocos días, cuando el dios fútbol tirara los dados y decidiera que lo que antes a Griezmann no le entraba ni a cañonazos, ahora iba a acabar besando la red o directamente taladrándola, como en su trallazo del otro día contra los rojillos. Luego ayer pudo darse el gustazo de reírse de su preocupación.

Pero lo que Koeman no puede ignorar es, como dicen los ingleses, el elefante en la habitación: visto lo visto hasta ahora, cuando mejor juega Griezmann (y a menudo el Barça) es cuando no está Messi. Y eso me temo que no se lo van a arreglar ni Valdano ni Maradona, que en paz descanse. Tendrá que ser él quien dé con la tecla.

P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana