Se pueden decir muchas cosas de Sergio Ramos, pero desde luego fue lo bastante vivo como para seguir teniendo estatus de "gloria del Real Madrid" cuando estrenó sus dos 'documentales'. Es decir, sus dos larguísimos anuncios publicitarios, tampoco vamos a poner esos grotescos engendros audiovisuales en la estantería junto a lo que hicieron unos temerarios de Vice en el avispero de los talibanes o las carreras de guepardos de National Geographic. Permítamelo, astuto lector, aunque sea por cierta dignidad profesional. El caso es que ni 'El corazón' ni 'La leyenda' (o como dirían en Huelva, 'La fatiguita') lo cuentan todo sobre su carrera. Ni falta que le hace al camero, puesto que se omiten con gran fortuna para él sus incomprensibles trolas acerca de la oferta de renovación que recibió de Florentino, su salida del Bernabéu por la puerta de atrás y sus muy fotogénicos pero penosos meses en el gimnasio de la ciudad deportiva del PSG. No sé yo si eso ameritará para una nueva secuela de sus peripecias. Francamente, lo dudo.

Quien ha esperado demasiado y al final le va a quedar la película de serie B es Gerard Piqué. Y no deja de ser sorprendente si miramos dónde estaba hace unos meses el central del Barça, probablemente el mejor en cuanto a calidad, longevidad y rendimiento en la historia del club. Un hombre de familia, titular de azulgrana pese a su avanzada edad, estandarte del club como para considerarlo futurible presidente, empresario de visión y arrojo, abanderado de esa nueva comunicación tan amable con las celebridades como provechosa en lo económico y siempre carismático. Todo eran pullas al Madrid, risas en La Resistencia... y malos resultados en el terreno de juego, por qué no decirlo. Pero incluso de las amarguras se libraba con su falsario "si me tengo que ir para arreglar esto, me voy mañana". Unas semanas de veraneo después, sus fracasos se habían volatilizado y nadie notaba que, en realidad, nunca se iba. Hasta que todo se torció.

Crisis de pareja aparte, fue una gran decepción que Piqué cayera en el truco más viejo del periodismo: saco unos audios comprometedores tuyos, espero a que des una rueda de prensa ese mismo día porque te calientas, y al día siguiente saco el resto de los audios, donde queda en evidencia que tus explicaciones son todo mentiras. Cuando yo andaba por el vetusto Marca fue exactamente como se produjo/indujo la caída de Ramón Calderón como presidente del Real Madrid: "Juro por mi honor que no los conozco de nada". Y al día siguiente, zas, foto de su hermano con Nanín en el barquito al más puro estilo de Feijóo con el narco aquel. En fin, que está todo inventado, pero Piqué cayó como un pardillo. Ya ve que les puede pasar incluso a los 'superdotados'.

Ese ego que se impuso a la prudencia en las últimas apariciones públicas de Gerard tampoco parece que le vaya a conservar un papel destacado en el nuevo Barça. Está claramente por detrás de Araújo, Koundé, Christensen y Éric, los dos últimos, titulares en toda la gira USA en detrimento del 3. E incluso de Azpilicueta si llega. No les digo nada si al final fichan a Iñigo Martínez. Puede que mientras revisaba los devaneos de Griezmann o visionaba las exóticas aventuras del hermano de René, Piqué pensara para sus adentros: "Ya verás, mi documental, ese sí que va a ser guapo. Fua. Le tengo que pedir a Rubi si me deja grabar en Las Rozas, no tiene huevos a decirme que no". Y ya ven, es una lástima, porque, como leyenda del Barça que definitivamente es, Gerard merecería más y mejor en su despedida. Pero a su peor enemigo lo tiene en el espejo, o mejor dicho, al otro lado de la cámara. Y si sigue así, también lo tendrá en el banquillo, claro.

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