En casi todas las películas de Sergio Leone como la que da título a esta columna había un personaje que, hablando en plata pero sobre todo en plomo, no aguantaba mierdas de nadie. Quizá se veía obligado a vagar por desérticos paisajes durante semanas, o se escondía del Séptimo de Caballería, o sufría la persecución continua de la sangrienta banda de Morgan. Pero, en el momento climático, culminaba sus objetivos a balazo limpio. Algo parecido es lo que espera el barcelonismo de Mateu Alemany, encarnado en esta primera semana de julio en El Bueno, El Feo y El Malo, todos a un tiempo.

Uno y trino, el factótum de la dirección deportiva azulgrana ha dado ya el paso bajo los focos que la afición culé aguardaba como un sorbo a la cantimplora de la esperanza. Un refrescante alivio en la inabarcable travesía por esas planicies almerienses sobre las cuales pena su equipo de fútbol. En las redes y las webs de noticias cristalizan cesiones, avanzan negociaciones y se agendan presentaciones. Se asegura que el Sevilla negociará por Koundé, que Mendes se ha prestado a cumplir el sueño infantil de Bernardo Silva, que lo de Lenglet al Tottenham es cosa hecha... pero solamente de Mateu brota el vivificador líquido de la concreción. La realidad que reemplaza al sueño y lo dota de materia.

Con Kessié ya presentado, Christensen anunciado, Gavi prácticamente renovado, solo a falta de que la mayoría de edad refrende su salto al profesionalismo de primer nivel, y varias otras operaciones cabalgando ladera abajo, el único hombre al que todos queremos oír hablar es al tahúr de Andrach. No solo porque anuncie los fichajes o las bajas, sino también porque marca el tono mucho más que un Laporta deliberadamente ambiguo en sus complacientes discursos populacheros. Ese mismo que no quiere vender a De Jong, pero quizá lo hará si no tiene más remedio, le pide que se rebaje el sueldo, pero de verdad que no se plantea venderlo, aunque es verdad que tiene ofertas... Etecétera. 

De la última comparecencia de Mateu, en cambio, han salido de la bolsa esas pepitas de oro que son la prueba de que estamos ante un auténtico buscador del Yukon. Ya sabemos que para el Barça ha llegado el día en que por fin es posible dejar de farolear y lanzar unos cuántos dólares al centro de la mesa de póker. También que esa palanca bis cuya activación es ya inminente cambiará la regla del juego que más importa: la que permite inscripciones y fichajes a coste 1x1. Y que las salidas de bultos sospechosos y las rebajas salariales para los futbolistas del actual primer equipo blaugrana que cobran salarios fuera de toda razón son, esta ventana de mercado sí, inexcusables. Todo eran castillos en el aire, grandes planes y deseos de venganza sin posibilidad de consumarse... hasta que llegó su hora. La hora de Alemany.

P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana