En un famoso sketch en que sus cuñadescos personajes Arroyito y Pozuelón sacaban punta a la grandeur francesa, los sublimes Faemino y Cansado sentenciaban: "Pero te dicen...'No, es que nosotros tenemos el París-Dakar'... El París-Dakar, el París-Dakar... ¡El París-Dakar pa tu puta madre!". Y he de confesar que con este rebuzno patriotero y exento de la más mínima clase, perpetrado por los mismos humoristas madrileños que en lugar de un budista en su puerta veían a un payaso, me siento identificado cuando observo las cuitas actuales del Barça en su anhelo de fichar a un crack. Para empezar, porque ya no hablamos de EL crack, o sea, de su concreción por la conclusión lógica de un proceso de análisis de las necesidades concretas del equipo y, a la sazón, de un solo jugador con nombre y apellido, sea este último Haaland, Mbappé, Salah o el de los palotes. Que, por cierto, los buenos de Erling, Kylian y Mohamed se parecen entre ellos como un huevo a una castaña y una cassette de Junco, respectivamente.

Y he aquí el principal problema, que el Barça no va a por el crack que necesita. Como no tiene un pavo, va literalmente a por cualquiera. Coincide que el último delantero --porque ahora siempre son delanteros, ya pasaron las vacas gordas a cuyos lomos los clubes despilfarraban millonadas por Pogba-- en acaparar portadas con la azulgrana montada sobre su cuerpo en infausto photoshopazo es Robert Lewandowski, un señor polaco de 32 años que ha jugado toda su exitosa carrera en Alemania y además es delantero centro. Y bueno, es que no sé ni por dónde empezar. O sí, porque resulta que Xavi ya tiene en plantilla a otro delantero centro de 32 años. Se llama Pierre-Emerick Aubameyang y llegó de la Premier League a un coste muy razonable, lleva marcando goles con regularidad desde que arribó al Camp Nou vía Sitges y además nos cae simpático, qué caray. Luego no sé qué necesidad tiene el Barça de poder decir "No, es que nosotros tenemos a Lewan-dowski"... El Lewan-dowski, el Lewan-dowski... Bueno, ya se figura usted como continúa la cita.

En puridad, no podemos extrañarnos, puesto que el ínclito Joan Laporta ganó sus primeras elecciones a la presidencia del Barça diciendo que iba a fichar a Bekcham... y al final contrató a Ronaldinho. Que no digo que saliera mal, au contraire, pero es lo que sucedió y tuvo bastante poco sentido. Así que, después del horror vacui que sucedió al disparate de gestión de Bartomeu, la verdad que uno no está de humor para esta jerigonzas de que el president vaya a una radio como quien va de charleta al bar de abajo y se deje llevar hacia una espiral de lugares comunes y supuestas confidencias que huelen a trolacas. "Ché, Mbappé quería 50 millones netos. Te lo digo yo". Poco me parece, teniendo en cuenta quién preguntaba. "Mira que luego ni Mbappé ni Haaland te ganan la Champions, ¿eh?". En fin, te tienes que reír. Sobre todo, después de lo que sucedió con un tal Leo Messi. 

Uno puede llegar a sospechar que se ha llegado a una especie de escenario de  "teléfono roto" entre Laporta y la prensa simpatizante, en la cual el primero se obliga a efectuar regularmente un estriptis donde se levanta el picardías para dejar entrever el nombre de un futbolista de la élite actual, a quien en el fondo sabe que no podría pagar, ni siquiera inscribir, y la segunda se apresura a llevar dicho nombre a sus portadas, pero sin fe auténtica en que el lector esté mínimamente dispuesto a aceptar todas las cookies para leer sobre su hipotético transfer. Caballeros, hablen entre ustedes y detengan esta charlotada: el Barça necesita muchas cosas, pero una de ellas no es pagar 40 millones de euros por un delantero centro en el tramo final de su carrera. Puede terminar siendo un fichaje con un rendimiento fantástico? Sí, como cualquier otro. ¿Lo necesita esta plantilla? No. En cualquier caso, me parece que el bueno de Lewa no va a ser la última estación en este esperpéntico viaje de 'futuribles'. ¿Recuerda usted a Morata? Pues...

P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana