Que sí, que traer a Dani Alves de vuelta al Barça atiza una conmovedora melodía de serenata nostálgica, casi tan evocadora como la aspiración de ver a un bicharraco goleador del corte de Haaland aterrorizando el corazón de los malvados en ambas áreas del Camp Nou. Pero el fichaje de Ferran Torres tiene mucha más lógica para el equipo de Xavi Hernández ahora mismo, y en estas procelosas aguas de jugar la Europa League y ganar un partido de cada tres en Liga permítame, astuto lector, que sea más vulcaniano que klingon, si me perdona la metáfora trekkie.

Es obvio que la miserable economía del club y, sobre todo, los refajos de La Liga en materia de salarios dejan el margen a la chicha que dejan. Y también dudo mucho que Xavi acierte en todas sus peticiones para remodelar esta plantilla cuyo barro se le escurre ahora entre los dedos. Pero en este blog estamos dispuestos a apoyar cualquier moción que presente el técnico egarense a Mateu Alemany y Laporta si viene acompañada de la siguiente premisa: 'se trata de un jugador que puede funcionar para este Barça porque ya hemos visto cómo pita en la selección con Luis Enrique'. Sobre todo, porque tan denostado equipo nacional firmó una Eurocopa brillante y mereció llegar a la final tanto o más que quedar apeado en semifinales contra la campiona Italia. Y lo hizo practicando ese juego posicional con el que algunos futbolistas culés entornan los ojos como si resolvieran una raíz cuadrada con decimales.

El combinado que diseñó Lucho, uno de los pocos entrenadores de la historia del fútbol europeo que ha ganado un triplete Liga-Copa-Copa de Europa con un club, fue criticado por bisoño, antipático, segundón y, sobre todo, por ser menos madridista que Ceferin. Y hete aquí que todas esas condiciones cristalizan meses después en una cualidad insospechada: la mayoría de sus mejores jugadores, o mejor dicho, aquellos que no están ya en el Barça, son relativamente sencillos de fichar. O, al menos, en comparación con los cracks mediáticos de más egregio postín y vastas hechuras publicitarias.

Por eso me atrevo a decir que Ferran Torres, más allá de parentescos políticos, con aura de descarte del City --injusta si se observa lo que tiene Pep en plantilla, cuánto le costó Grealish y cómo está el mercado-- y sin ser una solución a lo Juan Tamariz para los problemas inmediatos del Barça, tiene sentido como viga con la cual apuntalar la destartalada techumbre azulgrana. Al igual que lo tienen Olmo, Azpilicueta, e incluso, llegados el caso y la oportunidad, Oyarzabal, Gayá, Sarabia e incluso Morata. Xavi dibujará su propio mapa, pero no debería perder de vista el camino que le marca el dedo de Luis Enrique, e intuyo que no lo hará.

P.D.:  Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana