Fútbol es fútbol. El fútbol es así. El equipo lo ha dado todo. El rival es un buen equipo. Cualquier rival puede darnos un disgusto porque no hay enemigo pequeño. Saldremos a ganar. El partido no acaba hasta que pita el árbitro. En un derbi puede pasar de todo. Cada partido es un mundo. Hay que seguir trabajando. La pelota no ha querido entrar. Los penaltis son una lotería. Los árbitros son humanos y se pueden equivocar. Hay que ir partido a partido. Lo importante es el equipo. Lo que pasa en el campo se queda ahí… 

El mundo del fútbol está lleno de tópicos que sus protagonistas repiten partido tras partido. Total, poco más pueden añadir a las preguntas de siempre. Pero, ¿quién los acuñó? Es difícil saberlo. Sí podemos afirmar que estas expresiones tienen tantos años como este deporte. Solo hay que tirar de hemeroteca para observar que, hace un siglo, cuando los jugadores comenzaban a hablar con los reporteros después de los encuentros, ya respondían aquello de que no hay rival pequeño. Así, sin ir más lejos, contestó Paulino Alcántara, la estrella azulgrana de las décadas de 1910 y 1920 y máximo goleador del club hasta la irrupción de Leo Messi, a cuenta de un duelo contra el Europa.

Sin embargo, igual que las estadísticas están para romperse (otra expresión manida), los tópicos ya no consuelan a nadie. Al menos, es la sensación que queda en el barcelonismo después de la última temporada, casi perfecta si no fuera porque el Barça perdió los únicos partidos que no podía perder: el de Anfield y la final de la Copa del Rey. La afición sigue hundida, esperando un fichaje que vuelva a ilusionar y a levantar el ánimo. ¿Será Griezmann el revulsivo? La operación está hecha, pero su llegada no termina de convencer en diversos sectores. Démosle un poco de tiempo. Y, para cerrar el círculo de los tópicos, vamos a pelear por todas las competiciones, porque no hay un torneo menor.