El empate en el campo del Nápoles no es un mal resultado pero, si tenemos en cuenta cómo fue el partido, no podemos estar del todo satisfechos. Hay que ser más exigentes con el Barça y pedirle más a un equipo que el miércoles hubiera podido dejar prácticamente sentenciada la eliminatoria y poner pie y medio en los cuartos de final.

La primera media hora fue muy buena pero faltó acierto y, cuando a los azulgranas les empezó a fallar el físico, el Nápoles lo aprovechó para igualar las fuerzas sin tener que hacer nada del otro mundo. Así es la Champions, la intensidad es innegociable y no deja lugar para los regalos ni la falta de contundencia en las áreas.

El planteamiento de Xavi fue moderadamente valiente. Consciente de que todavía queda un partido de vuelta, el de Terrassa quiso reforzarse atrás y plantear una presión asfixiante que incomodó a los italianos. Sin embargo, cuando en la segunda parte se acabó la gasolina y desapareció el fútbol control, eché de menos algunos cambios y más incidencia en el partido des del banquillo. Por ejemplo, Fermín o Vitor Roque que con espacios son jugadores que pueden hacer mucho daño.

El reencuentro con los octavos de final de la Champions no estuvo mal pero nos dejó un sabor amargo. Sin embargo, el partido del Diego Armando Maradona me permite ser optimista y pensar que en tres semanas remataremos el trabajo en Montjuïc.  
Estar en cuartos de final es una obligación para los de Xavi y, de no clasificarse, se podrá considerar un fracaso. No podemos pedirle a este equipo que levante la Champions pero sí que le podemos exigir que, al menos, esté a la altura de las circunstancias contra un rival deprimido y abatido.

Los cuartos de final son el único objetivo factible para este equipo. Que nadie se ilusione con más, ni tampoco se conforme con menos. 

Lewandowski, así sí

Con su doblete en Balaídos Lewandowski superó a Villa y Henry en el ranking de goleadores históricos del club. Ya encadena cuatro partidos seguidos marcando y dando puntos al equipo. No sé si podemos decir que Lewy ha vuelto, pero al menos está dando un paso al frente en uno de los momentos más difíciles de la temporada para el equipo. 
En los últimos meses le han salido muchos detractores y, probablemente, se los ha merecido pero Lewandowski ha aparecido cuando más lo necesitábamos y ha alzado la voz para decir que está aquí, que aún tiene cuerda para rato y muchos goles que festejar.

Está dando la cara por el equipo y por el club, dentro y fuera del campo donde también ha dado un discurso sensato, de optimismo y responsabilidad. Lewandowski ha demostrado saber donde está, la camiseta que lleva y la magnitud del Barça, un capitán sin brazalete. Un killer de área capaz de resolver partidos con su olfato goleador y su tremenda personalidad. 
Así sí, este es el Lewandowski que conocíamos, este es el Lewandowski que queremos ver.