Hay momentos en que viene bien recordar las enseñanzas que dejó Pep Guardiola en el Camp Nou y hacer un esfuerzo por rebajar la euforia. El FC Barcelona está bailando al Real Madrid este año en todos los sentidos. No hay discusión sobre ello. Pero, precisamente por este motivo, los azulgranas tienen mucho más que perder con el nuevo clásico copero que los blancos.

Los primeros sondeos son inequívocos: el Barça es claro favorito en la eliminatoria. Ciertamente es así, pero ese favoritismo es engañoso porque puede tener un efecto contraproducente.

La historia dice que tanto el Madrid como el Barça suelen ser más peligrosos cuando peor llegan al clásico. Quizá sea porque el miedo a hacer un ridículo contra el eterno rival hace sacar fuerzas de flaqueza o, tal vez, porque un triunfo contra pronóstico es capaz de revertir la más negativa de las dinámicas.

Valga como ejemplo reciente de ello el primer año del Madrid de Zidane. Arrancó mal el técnico galo y en seguida se cuestionó si atesoraba el carácter y la experiencia necesarios para conducir a una plantilla repleta de egos. No fue hasta que visitó el Camp Nou y tumbó al Barça de Luis Enrique cuando logró invertir las malas sensaciones.

A partir de aquel momento, el Madrid entró en una racha de triunfos imparable y consiguió recortar 10 puntos al Barça, que terminó ganando la Liga de la temporada 2016-17 in extremis por tan solo un punto de diferencia. No solo eso, sino que tuvieron la inyección de moral necesaria como para ganar la Champions League cuando nadie daba un duro por ellos. Fue la primera de las tres consecutivas con Zizou.

Zidane y Luis Enrique durante un clásico / ARCHIVO

Zidane y Luis Enrique durante un clásico / ARCHIVO

Zidane y Luis Enrique durante un clásico / ARCHIVO 

Esta eliminatoria de Copa podría tener un efecto similar. No tanto por la posibilidad de que el Madrid se pueda meter en la lucha por la Liga –difícil, pero no imposible–, sino por el desgaste físico y mental que pueden suponer los dos partidos al Barça, y que bien podría aprovechar el Atlético para recortar puntos. Y no solo eso. Una derrota en según qué circunstancias podría revivir horrendos fantasmas en forma de dudas y pesimismo. Hay que evitarlo.

Es por este motivo que el Barça debe ser muy precavido y no pensar que la clara superioridad blaugrana, que es muy evidente tanto a nivel de resultados como en la comparativa de plantillas hombre por hombre, será suficiente para superar la eliminatoria.

Los blancos saldrán a por todas porque tienen más en su mano que nunca evitar el posible triplete azulgrana. Es un a vida o muerte para ellos porque tienen mucho que ganar, especialmente en el plano anímico, una lacra que llevan arrastrando todo el curso. Y utilizarán todas sus mejores armas.

Pero más allá de pasar o no la eliminatoria, lo importante son las sensaciones. El Barça debe tener la fortaleza suficiente como para evitar un golpe moral en caso de derrota y no descentrarse de los verdaderos objetivos de este año: la Liga y, sobre todo, la Champions. Esa es la verdadera ilusión.

Gerard Piqué y Ernesto Valverde durante un partido del Barça / EFE

Gerard Piqué y Ernesto Valverde durante un partido del Barça / EFE

Gerard Piqué y Ernesto Valverde durante un partido del Barça / EFE

En este sentido, son más útiles que nunca las declaraciones que hizo Piqué recientemente: si se pierde la Copa, aunque sea contra el Madrid, no pasa nada (siempre y cuando se deje una buena imagen). Por este motivo hay que aplaudir el discurso de Valverde priorizando el duelo contra el Valencia por ser de Liga y no obsesionarnos con las rencillas pendientes con el eterno rival.

El Barça debe hacer lo posible por ganar, pero no nos volvamos locos. Es mucho más importante acabar la temporada festejando grandes éxitos en Canaletes que una eliminatoria donde solo está en juego un título menor que llevamos cuatro años seguidos ganando y el orgullo.