Han pasado 52 días desde que ganó las elecciones a la presidencia del FC Barcelona. Han transcurrido 42 días desde que fue investido presidente de manera oficial. El mismo día que se impuso en los comicios, el pasado 7 de marzo, el Barça de balonmano levantaba su 25ª Copa del Rey. Desde entonces, el club ha sido proclamado campeón de otros dos títulos oficiales de los equipos profesionales: la Copa del Rey del Barça de Koeman y la Liga Asobal del balonmano. Victorias que han servido para escuchar al presidente y para resucitar su versión más festiva en las celebraciones de los títulos. A grito pelado, desatado con ambas plantillas, el nuevo presidente terminó completamente afónico, dejando imágenes impactantes. Sin embargo, y pese a su promesa de dar importancia a los medios el día que ganó las elecciones, Laporta todavía se resiste a dar su primera rueda de prensa. Ni permitió preguntas entonces, ni se permitieron en su investidura. 

Hay varios motivos que pueden explicar esta tardanza, como la espera de una supuesta auditoría económica que ya debería estar finiquitada. Sin embargo, mayores parecen las razones que reclaman su comparecencia ante los medios. En estos 52 días han pasado muchas cosas: la renuncia del vicepresidente económico en campaña, Jaume Giró; un aval bancario firmado sobre la bocina con la participación de actores inesperados como Jaume Roures y la supuesta vinculación, tapada por el momento, de un peso pesado del primer equipo; los cambios en la junta directiva tras la victoria electoral y los fichajes de altos ejecutivos como Mateu Alemany y Ferran Reverter, entre otros; seis despidos de empleados que estaban estrechamente vinculados a Josep María Bartomeu y/o Sandro Rosell; la constitución de una Superliga de clubes que ha comportado una guerra de tensiones y amenazas sin precedentes con la UEFA; filtraciones sin tope a determinados medios adelantando, por ejemplo, unas posibles pérdidas de 350 millones de euros de las que todavía no se ha dicho nada o un anticipo del pago de los derechos televisivos de la temporada que viene por valor de 92,8 millones de euros

Además de todo lo que ha pasado, hay muchos otros temas candentes que esperan respuesta. Y no solamente los deportivos, vinculados especialmente al futuro de Leo Messi, la continuidad de Koeman y los posibles fichajes de estrellas como Haaland, Neymar, Sergio Agüero, Memphis Depay, Lautaro Martínez, Wijnaldum o Éric García, sino también en el ámbito institucional.

¿Seguirá el Barça dando apoyo a la Superliga pese a las amenazas de la UEFA? ¿Es cierto que se ha cerrado un acuerdo para vender los derechos de explotación del Barça Corporate, a pesar de que no se veía claro en campaña? ¿Cuál es el agujero económico real del Barça? ¿Hay dinero para pagar a Messi y firmar un gran fichaje? ¿Cuando y cómo empezarán las obras del nuevo Camp Nou? ¿El Espai Barça se finaciará a través de Goldman Sachs y se le pondrá un nombre comercial al estadio? ¿Se descarta claramente el traslado a Montjuïc? ¿Cómo se afrontará el fraccionamiento de salarios firmado por la gestora de Tusquets? ¿Qué pasa con Jordi Cruyff, Víctor Valdés y Carles Puyol? ¿Quién será el nuevo Dircom? Hay demasiadas preguntas y muy pocas respuestas que el barcelonismo reclama. Laporta, ¿y la primera rueda de prensa, pa cuándo?