El presidente de la Comisión gestora es un cargo interino y no elegido en las urnas. Su misión es administrar con responsabilidad los intereses del club mientras convoca las elecciones. Es decir, conseguir que la transición sea lo más ordenada y tranquila posible. En lugar de eso, Carles Tusquets busca un protagonismo que no le pertenece, enciende fuegos y con sus palabras perjudica la imagen del Barça. Le ha cogido gusto a la “alcachofa” y no para de dar entrevistas.

Pero además lanzando un mensaje negativo e incorrecto. Está muy mal asesorado comunicativamente y tras cada aparición debe llegar una rectificación del club. Pasó cuando dijo que habría voto por correo en las elecciones mientras que los estatutos no lo prevén. Ahora vuelve a suceder al asegurar que “los jugadores no cobrarán en enero”, cuando solo se aplazará el 40% del total de la ficha que deberían percibir. Por si no fuera poco, ha asegurado que “económicamente, habría vendido a Messi este verano”. Afortunadamente él no era el presidente del Barça.

Seguro que al argentino no le habrá gustado que un representante del club hable así del que es el principal activo de la entidad. Messi ha sido muy rentable deportiva y económicamente. Bartomeu gestionó muy bien el asunto del burofax. Messi quería marcharse con la carta de libertad, es decir gratis. Ningún club aprovechó la voluntad expresada por el argentino para realizar una oferta formal por él asumiendo un coste de compra además de su mega sueldo teniendo 33 años y en plena pandemia.

Tusquets abrió un debate innecesario y que ya estaba cerrado. Además, aireó con dramatismo los problemas de tesorería que tiene el club por la pérdida de los 320 millones de ingresos por culpa del Covid, situación en la que también están los competidores del Barça pero con la diferencia de que lo sufren y lo solucionaran en silencio, como el Madrid, que el pasado mes de abril recortó el salario de los jugadores un 10% y pidió dos créditos de 200 millones de euros para solventar sus problemas de Cash flow. Nadie del club blanco lo ha ido explicando con ese dramatismo.

Tusquets también dijo que el Camp Nou se estaba cayendo a trozos cuando lo único que le pasa es que hay que apuntalar algún techo o cornisa, es decir, el mantenimiento normal en instalaciones exteriores con más de 60 años de antigüedad. Y sembró la duda sobre los anteriores directivos y los ejecutivos del club hablando de “unas facturas que no vemos claras” sin dar más explicaciones lanzando la piedra y escondiendo la mano. Con amigos como Tusquets el Barça no necesita enemigos.