Valentín Moreno, en círculo rojo, con el resto del equipo del Sant Adrià CF / Cedida

Valentín Moreno, en círculo rojo, con el resto del equipo del Sant Adrià CF / Cedida

Vida

Cerco al autor intelectual de la ejecución de Valentín Moreno, el asesino de la Vila Olímpica

La detención de un presunto sicario en Medellín (Colombia) puede ser determinante para resolver el crimen ocurrido hace dos años y medio en Sant Adrià de Besòs

22 abril, 2024 00:00

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La detención de un presunto sicario en Colombia estrecha el cerco sobre el autor intelectual de la ejecución de Valentín Moreno, el 'asesino de la Vila Olímpica', hace ya dos años y medio en plena calle en Sant Adrià de Besòs (Barcelona). Moreno recibió un disparo en la cabeza cuando iba de camino a un entrenamiento con el equipo local de fútbol en el que jugaba.  

Este hecho no es baladí, apuntan fuentes cercanas al caso, que sostienen que el autor intelectual “lo conocía mucho” y lo temía lo suficiente como para recurrir a un tercero para no enfrentarse a él de forma directa. Quienes coincidieron con él describen a Moreno, asesinado a los 39 años, como una persona atlética, rápida y muy ágil. “Era un toro”, insisten, un hecho que quedó constatado en 2017, durante un altercado en el Hospital del Mar, donde se encontraba ingresado su padre.

Valentín Moreno, en una foto con sus compañeros del Sant Adrià CF / CG

Valentín Moreno, en una foto con sus compañeros del Sant Adrià CF / CG

En aquel momento, Moreno tumbó a una decena de vigilantes y camilleros, que no fueron capaces de reducirlo por su corpulencia, y a quienes agredió durante casi media hora, completamente fuera de sí. 

¿Quién ordenó su muerte?

Ahora, voces de su entorno consideran que la detención del narcoterrorista Daniel Alejandro D. M., aprehendido en el valle de Aburrá, en Medellín, puede ser determinante para llegar hasta el autor intelectual de los hechos. Personas cercanas tienen claro que ni el arrestado en Colombia ni el español detenido en marzo de 2023 son los cerebros del crimen, aunque creen que uno fue quien se encargó de buscar al sicario y el otro, quien apretó el gatillo.

“El autor material o era muy temerario, lo que demostraría que no sabía a quién se estaba enfrentando, o era un profesional”, expresan, decantándose por esta última opción. A su parecer, en este crimen habrían participado otras personas, todavía en libertad, que habrían sido las encargadas de urdir el plan para acabar con Moreno por un supuesto negocio relacionado con un cargamento de cocaína.

Respetado, temido y querido

¿Quién? El entorno reconoce que Moreno se ganó a pulso numerosos enemigos a lo largo de su vida, pero era cumplidor con su gente. Incluso en el hampa, Valentín Moreno se había ganado el respeto de sus más prominentes miembros, como Ricardo Mateo, el líder de los Casuals, grupo con el que se le vinculó aunque realmente nunca formó parte de esta banda criminal.

Moreno pertenecía a su órbita, pero “iba por libre”, con el beneplácito de Mateo, con quien mantuvo una buena relación hasta el final, así como con el grueso del grupo. “Era respetado, temido y querido a partes iguales”, añaden. Así quedó plasmado en su funeral, que congregó a lo más granado de los bajos fondos de la ciudad.

El asesinato de la Vila Olímpica

Valentín Moreno supo ganarse el respeto del mundo delincuencial. El mismo día en el que cumplía 18 años, junto a otros seis jóvenes, acabó a golpes con la vida de Carlos Javier Robledo Peña, de tan sólo 22 años, en un aparcamiento de la Vila Olímpica de Barcelona tras una noche de fiesta.

Valentín Moreno (izq), el asesino de la Vila Olímpica, durante un juicio / EFE

Valentín Moreno (izq), el asesino de la Vila Olímpica, durante un juicio / EFE

Su defensa alegó que en el momento de los hechos Moreno todavía era menor de edad, pues había nacido unas horas más tarde de la que se produjo el crimen. Así las cosas, fue el único procesado por la justicia juvenil y sobre el que recayó la condena más baja: 12 años de internamiento en un centro de menores que la Audiencia de Barcelona rebajó, finalmente, hasta los ocho en una polémica sentencia.

La paliza del Bada Bing

Cuando todavía cumplía condena por el crimen de Robledo, aunque ya en régimen de tercer grado, fue acusado de nuevo, esta vez por una agresión racista.

Moreno, que era un amante del fútbol, jugaba los fines de semana, cuando abandonaba la prisión de Quatre Camins, en el Bada Bing, un equipo de fútbol de tercera regional de Badalona.

Durante uno de los partidos, después de que el árbitro expulsara a unos de sus jugadores, Valentín, su hermano Israel y otros miembros del Bada Bing agredieron a sus rivales, a los que profirieron insultos racistas y amenazaron de muerte. Por estos hechos fue condenado a seis años y nueve meses de cárcel. 

Todavía tendría que pasar más de una década hasta que Valentín Moreno se topase en su propia calle con la horma de su zapato y, todavía más, para que la policía lograse estrechar el cerco sobre la persona que ordenó su muerte.