El Barça es una trituradora de personas. Sobre todo, en las dos últimas décadas. En los últimos tres años, con Joan Laporta de presidente, algunos despidos han sido sonados, como los de Xavi Pascual y David Barrufet en la sección de balonmano. El equipo ganó los 61 partidos que disputó y sumó siete títulos a su palmarés. Pero sorprendentes, y preocupantes también, han sido algunas renuncias.

Maribel Meléndez, máxima ejecutiva del Barça, y Eduard Romeu, vicepresidente económico, han dimitido en apenas dos semanas. Oficialmente, por motivos personales, eufemismo que esconde sus discrepancias con el modelo presidencialista de Laporta. La renuncia de ambos responde también a sus diferencias con la gestión económica del máximo dirigente.

Hace tres años, Laporta prometió que enderezaría las cuentas del Barça. También aseguró que renovaría a Messi tras un asado. La realidad, sin embargo, es otra, y las grandes decisiones de los últimos años han sido muy controvertidas. Las consecuencias han sido obvias.

Ferran Reverter, CEO del club, dimitió en febrero de 2022. Su estilo no cuadró con Laporta. Propuso un plan para rebajar el déficit que no asumió el presidente y dimitió en plenas negociaciones con Spotify y la financiación del Espai Barça.

El Espai Barça también ha provocado muchas renuncias. Entre ellas, la de Jordi Llauradó, directivo responsable del proyecto. Y las de Ramón Ramírez y Álex Barbany. La concesión de las obras a Limak, una compañía turca, sorprendió y molestó al sector económico español y a personas próximas a Laporta. Jaume Guardiola, actual presidente del Círculo de Economía, también se bajó del barco.

Laporta está cada día más solo. Rodeado de amigos y familiares, dirigiendo el Barça como él quiere, como una empresa familiar, y con una merma de ingresos muy importante. El diagnóstico de la situación económica del club no es favorable y mucho menos, su tratamiento. El Barça está en una situación muy extremadamente delicada y como dijo su buen amigo Johan Cruyff, algún día podría salir en globo del club. De momento, juega con fuego y el incendio puede ser de grandes dimensiones.