Nada más pobre que intentar desvalorizar por sistema el triunfo del Barça con argumentos facilones que van desde que se gana porque se tiene a Messi o que es un equipo con suerte. O el análisis de la pérdida de la posesión, la cantidad de pases fallados, las asistencias de Messi que no llegaron a su destino, los pocos tiros a puerta que efectuó o las paradas de Ter Stegen.

Todos tenemos una forma de entender o interpretar un partido de fútbol. Pero si el Barça logra endosarle un 3-0 al Liverpool, líder de la Premier, en el partido de ida de las semifinales de la Champions sin hacer todo eso por lo que se pretende empañar su contundente victoria, habría que imaginar cuántos goles se hubiera llevado el Liverpool si hace todo eso que suele hacer en casi todos los partidos.

Cuando Klopp dice que su equipo jugó el mejor encuentro desde que él es su entrenador y salió perdedor del Camp Nou, el mérito que tiene el triunfo del Barça alcanza un valor mayor. Pero los nostálgicos del barcelonismo intentan todo lo contrario. Desvirtuar una victoria difícil, sufrida y ante un adversario poderoso. Y volvemos a la canción del estilo, olvidando que aquel Barça que tanto nos enamoró también ganaba partidos pidiendo la hora, marcando goles en el último minuto después de haber padecido más de lo esperado. Pero la alegría de ese momento glorioso no nos la robó la ausencia del jogo bonito.

Si la cuestión es llevar la contraria, criticar todo lo que haga el Barça aunque gane, porque llevar un disfraz de crítico permanente da el pego en las tertulias, pues bien. Afortunadamente el Camp Nou parece que ni lee, ni escucha a todos estos popes de las tertulias. La demostración que dio el público el pasado miércoles ante el Liverpool fue inolvidable. Hacía tiempo que no sentía al Camp Nou hirviendo, en plena ebullición desde el minuto uno hasta el último.

Este martes el Barça tiene una oportunidad única de llegar a ese objetivo pretendido: otra final de Champions. Para los pesimistas el recuerdo de los cuartos de final de Roma aparecerá como una pesadilla. Pero este Barça si algo tiene es madera y corazón de campeón. Es un equipo que tiene todo el crédito del mundo.