Visitar Santa Sofía y la Mezquita Azul, recorrer el Bósforo en barco, regatear en el Gran Bazar, admirar el reflejo del Imperio Otomano en el Palacio Topkapi y por supuesto, ver la final de la Champions League. Estambul es una obligación, también para el Barça y sus socios.

El 30 de mayo de 2020 se disputará en esta majestuosa ciudad el partido más importante del curso donde el FC Barcelona vuelve a partir como uno de los favoritos para alzarse con el título. Con el permiso del resto, este equipo lleva años detrás de la ansiada orejona y tras dos horribles experiencias con la Roma y el Liverpool, al Barça se le tiene que exigir el título o almenos, llegar hasta la final. Todo lo que no sea esto se volverá a considerar como un fracaso mayúsculo. El Barça está obligado a reconquistar el imperio europeo. 

Estambul es la meta de un camino que empezará con una fase de grupos tremendamente difícil. Olvidémonos del pasado. Centrémonos en el futuro. Con o sin Neymar, yo confío en este equipo. 

¿Seguro que Rakitic es prescindible?

Por su edad, por las necesidades del mercado, por su ficha y por la superpoblación de centrocampistas puedo llegar a entender que Rakitic y el Barça tengan que separar sus caminos. Pero por sus méritos y su rendimiento Iván debería ser intocable. 

Dejando de lado su escapada a la feria de Abril, el croata ha sido un ejemplo de profesional dentro y fuera del campo. Desde el primer día su rendimiento ha sido impecable, un intocable para Valverde y Luis Enrique y el Camp Nou nunca le ha podido reprochar nada de su juego. 

Más respeto para Iván. Solamente eso. No se puede forzar una salida y mucho menos meterlo en una operación sin su consentimiento. Este pedazo de jugador no se lo merece. Veremos qué pasa con él pero si se queda no tengo dudas de que volverá a convertirse en una pieza fundamental para Valverde. Y si se marcha probablemente el Barça acabe echándolo de menos.

No nos carguemos a Ansu

Una historia de película, un debut esperanzador y un futuro todavía más prometedor. Pero no tengamos prisa en convertir en crack a la última joya de La Masía. El joven jugador guineano debe seguir con su desarrollo en el juvenil de Víctor Valdés y el filial. 

Para Ansu el primer equipo debe seguir siendo un sueño y no una realidad. Todavía no. Le queda mucho por aprender y no hay que exigirle nada que no se le exija a cualquier otro jugador de su misma edad. 

Bojan y Munir lo pagaron muy caro en su día, que con Ansu no pase lo mismo. La gestión de Rijkaard con Messi debe ser el ejemplo a seguir: sin prisa pero sin pausa. No nos lo carguemos antes de tiempo. No lo convirtamos en un crack mundial hasta que no le llegue su momento. Por favor, no lo estropeemos entre todos. Que siga fuera del foco mediático con trabajo intenso y buenos referentes.