Me invita Joan Batllori a que repase lo mejor y peor del Barça durante el 2019 para su programa en la COPE. Deportivamente no hay nada mejor que la conquista de la Liga, la segunda consecutiva con Ernesto Valverde de entrenador, la décima en las últimas quince temporadas, lo que demuestra un dominio aplastante del club azulgrana en el campeonato español. Lógicamente el barcelonismo también celebra el sexto Balón de Oro concedido a Leo Messi entre los mejores momentos de un año que tuvo en la eliminación de la Champions y la derrota en la final de la Copa del Rey sus mayores decepciones.

Pero hubo más alegrías que tristezas. La inauguración del estadio Johan Cruyff se cuenta entre las primeras. Una catedral para el equipo de fútbol femenino y también para el deleite de los equipos inferiores. El golazo de Messi de tiro libre al Liverpool, que el argentino celebró frente a la grada del Gol Norte, golpeándose en la parte del escudo de la camiseta, que significaba un 3-0 en la ida de las semifinales de la Champions que llenó de esperanzas al Camp Nou. El fichaje de Frenkie De Jong, un talento del fútbol holandés con el mejor estilo del Barça, o la aparición de Ansu Fati y Carles Pérez como fenómenos de La Masia, a la que algunos consideraban enferma y maltratada por la directiva.

Pero si algo de lo que me alegro personalmente es de la absolución de Sandro Rosell, ex presidente del Barça, después de permanecer 604 días en la cárcel. La Audiencia Nacional liberó a este socio del Barcelona al que le robaron dos años de su libertad por unas acusaciones que nunca fueron probadas.

Feliz 2020 culemaníacos.