Puede ser un capitán comprometido como hemos visto siendo decisivo contra el Sevilla, hablando con el árbitro aunque no esté en el terreno de juego, o abanderando el espíritu de victoria después de la Copa... Pero no podemos confundir las cosas. Gerard Piqué es un buen representante del barcelonismo, aunque también cabe recordar que unas temporadas atrás le costó ser votado como uno de los capitanes del equipo entre sus propios compañeros. Y es que a Piqué, todos lo conocen, con lo bueno y lo malo. Al fin y al cabo, es una persona, pese a divinizar en los últimos tiempos más a un jugador de una Liga estatal que a un cantante de rock internacional.

Pero vamos al lío. ¿Cómo puede ser que defienda él un modelo de UEFA más, 'teóricamente romántico' y se oponga al modelo de Superliga cuando él ha hecho lo mismo o todavía peor con el mundo del tenis? Debemos recordar que pese a su fracaso de Copa Davis, ya pre-Covid y sin excusas pandémicas, el modelo por el que apostó fue romper con esta tradición de encuentros mundiales entre selecciones y concentrarlo todo en una única sede, Madrid, en el 2019. Ni el mismo Roger Federer aprobó este modelo porque desvirtualizaba la filosofía de la raqueta y se apostaba por el show, como en la NBA, que ni llevando a Shakira consiguió atraer al público y los gorgoritos de la cantante hacían eco.

Es evidente que, como la Champions, la Davis también se tenía que reformular pero, ¿era este el camino adecuado? Quizás por la experiencia, o sea el fracaso que vivió, ahora aconseja analizar mejor cómo convertir el formato del fútbol y se implica más. Es verdad, la experiencia es un grado. Pero no nos confundamos: zapatero a tus zapatos.

Volvamos al inicio del artículo. Piqué es un loable abanderado como jugador de club pero no pontificando sobre las gestiones empresariales de una organización deportiva. Más allá de esta breve radiografía de su gestión en el mundo del tenis, hay más matices que corroboran que uno no puede ser bueno en todo. De entrada, el gobierno en funciones de Isabel Díaz Ayuso le ha dado carpetazo a repetir el formato en la Caja Mágica. Abrir un maravilloso estadio para llenar una cuarta parte del aforo no es de recibo, y se trasladará a otro lugar con menos gancho. Además, se reforzará en dos sedes más con el intento de no centrarlo todo en una ciudad y volver a ver imágenes totalmente heladas. Y hará bien Piqué, en este caso, de pagar al día y no demorar o ausentarse de sus obligaciones económicas con aquellos que le presten sus servicios.