Con la llegada de Spotify se cierra uno de los grandes acuerdos con el que el presidente del FC Barcelona ha reforzado, todavía más, su liderazgo: más allá del perfil, también dará los valores que los socios y el club históricamente han representado con una fuerte presencia de la música en catalán y sus canales de comunicación en esta lengua.

Un acuerdo que le ha salido de carambola con su anterior equipo. Pero de carambolas y saber cuándo dar en el clavo, vive Laporta: en el terreno deportivo llevando a Xavi sin quererlo previamente y más de lo mismo en lo económico. Nadie duda que la suerte y las ganas siempre le acompañan.

Pero el Barcelona necesita algo más. Y en ello siguen habiendo tres órbitas que giran alrededor del Camp Nou con la entrada de un potente inversor procedente de Israel, Estados Unidos o los países árabes, especialmente los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita en este orden. Si esto fuera el famoso juego del "quién es quién", podríamos descartar en estos momentos la carta de Israel.

A lo lejos quedaría la de Arabia y se disputarían, actualmente, americanos y Emiratos. Los primeros, con el ahora conseller de Economía Jaume Giró, estaban cerca. Ahora no tanto. Los segundos parecen los más interesados, aunque sus praxis son más caóticas y menos cumplidoras. Al Barcelona, novias no le faltan. Pero se deberá quedar con la más interesante y, a la vez, la que menos pida a cambio.