Solo Leo Messi podía rendir un homenaje tan propio y original a Diego Armando Maradona como el que le brindó ayer en el Camp Nou. No fue una ofrenda, fue algo más que eso. Un reconocimiento al mejor futbolista que ha visto este deporte, una reverencia para terminar con los debates de quién ha sido el mejor. Messi, en realidad, pasa de la discusión mundial. Quizás nunca ha querido ser superior a Maradona. Quizás vive agradecido a Diego por inspirarle en este deporte. Pero nada más.

Messi podía haber elegido la camiseta que usó Maradona cuando jugó en el Barça, esa que no estaba manchada por la publicidad y que solo llevaba en el pecho la marca de Meyba, entonces proveedor de la vestimenta azulgrana. O también podía haber escogido una de la selección argentina para satisfacer a su pueblo natal. Pero no. Lo regateó todo como hacía Diego y hace él. Desempolvó una de Newell’s, cuando el club fue patrocinado por una marca de motos japonesa, para llenar de felicidad a una parte de su Rosario querida, ayer más orgullosa del hijo que la hecho más famosa.

Leo Messi tenía seis años cuando Diego Armando Maradona jugó en 1993-94 unos pocos partidos con la camiseta del Newell´s, el club de Rosario, la ciudad que vio nacer al crack del Barça, el equipo de Tata Martino, la institución que bautizó su estadio con el nombre de Marcelo Bielsa. Elegir la camiseta de Newell´s fue un señor detalle de Messi. Marcar ante Osasuna un gol similar al que anotó Maradona con esos colores fue una coincidencia rememorada con emoción por los rosarinos. En Argentina estaban esperando lo qué hacía Messi. No iba a ser suficiente un mensaje en las redes. Si a Los Pumas, el equipo de rugby más famoso de este país, lo han masacrado por solo llevar un brazalete negro en su partido contra los All Blacks que, en cambio, pusieron en el centro del campo una camiseta negra con el 10 y el nombre de Maradona, a Messi lo habrían enviado allá donde un argentino manda a quien le falta. Si, a la concha. Ayer, les convenció –por si existían dudas- que es tan argentino como ellos, pero, sobre todo, con su gesto demostró su devoción al mejor, al más grande, a Maradona.