La jugadora del Barça que se queja de los futbolistas masculinos

Una de las piezas clave del fútbol femenino de Barcelona no se ha mordido la lengua a la hora de reconocer su descontento con sus compañeros de profesión. Aitana Bonmatí, jugadora del primer equipo azulgrana e internacional con la selección española, ha afirmado que este deporte sigue siendo complicado si eres mujer.

Con la vista puesta en la huelga del próximo 17 de noviembre, donde las jugadoras reclamarán igualdad de condiciones, Bonmatí ha expresado su deseo de que todas las chicas que quieran llegar a lo más alto del futbol femenino, dispongan de las mismas posibilidades. Y así lo hizo saber la centrocampista catalana en una entrevista: ‘’Sólo nos queda ayudar y estar del lado de aquellas que no disfrutan de los mismos derechos. Reclamamos unos mínimos. Nada más’’.

El despertar del fútbol femenino

Con el auge que ha adquirido fútbol femenino en los últimos tiempos, algo que por otra parte era impensable años atrás, la de Sant Pere de Ribes cree que hay que seguir luchando para llevar la Liga Iberdrola a la cúspide. Aitana se muestra partidaria de dotar a dicha competición del instrumental necesario para mejorar y poder ofrecer solución a cuantos problemas se encuentras las jugadoras a la hora de triunfar.

Decepción por la falta de apoyo de la élite

Por otra parte, la azulgrana ha manifestado su malestar con el fútbol masculino en general, a quien culpa de vivir en su propio mundo y ajenos a cuanto acontece en las categorías femeninas. Bonmatí opina que los futbolistas de élite no se implican lo necesario para ayudar con temas como el de los derechos de la mujer o el de poder equiparar los privilegios de unos y otros.

Aitana Bonmatí en un entrenamiento con el Barcelona/ Marca.

En este aspecto, Aitana cree que en el fútbol masculino no se es consciente de los problemas sociales a los que se enfrentan las mujeres y que por ello no se involucran de la forma en la que deberían: ‘’Ellos no están muy por la labor, viven en un mundo aparte. No viven nuestro día a día. Si alzan la voz, se les escucha más que a nosotras, pero no puedo pedirles que hagan eso. Igual ni se han enterado de lo que pasa’’.