No, astuto lector, el título de este blog no es el de una película francesa de los años 90 premiada en la Berlinale. Aunque sin duda la historia del delantero centro del Barça para la temporada 2020-21 tiene algo de tragicomedia. Quizá podría haber inspirado a André Téchiné, Robert Guédiguian o el mismísimo Jean Jacques Annaud. No sé si Griezmann es aficionado al cine de autor de su país, pero desde luego le vendría bien para ayudarle a reflexionar sobre el paso del tiempo y los caminos vitales que se agotan. 

Ahí va la sinopsis, como mandan los cánones de la fotocopia que hay disponible a la entrada de la sala en los Cines Verdi: un 'Principito' borgoñón y un emigrante danés de nombre Martin Braithwaite compiten, caprichos del destino, por ser la referencia ofensiva del Fútbol Club Barcelona en uno de los momentos más extraños de su historia: el que transcurre entre la 'venta' de Luis Suárez al Atlético de Madrid y el retorno bajo palio de Joan Laporta. Bueno, o lo que quiera que depare una moción de censura que, por primera vez, cuenta con el apoyo de un número de socios lo bastante importante como para que se convierta en referéndum. 

Con Koeman como figura paterna autoritaria pero frágil, ambos jugadores de 29 años (la crítica y catártica mediana edad de los profesionales del fútbol) tratan de demostrarse que aún están a tiempo de triunfar. Antoine lleva sobre los hombros la presión de no haber llegado tan alto como se le suponía. Brilló en un Atlético víctima de sus complejos y fue campeón del mundo con Francia muy meritoriamente, sí, pero se suponía que en el Barça debía dar el do de pecho y se ha quedado media octava por debajo.

Martin, por su parte, lucha contra el estigma de provenir de una clase social futbolística inferior. Solo se recuerda el nombre del exdelantero del Leganés cuando se cierra el mercado y no queda nadie más a quien poner el '9', que él no duda en lucir con orgullo. Con solo una posición de delantero disponible en el once, los dos compañeros y adversarios comprenden pronto que sus caminos son irreconciliables.

Es difícil predecir hacia dónde va la trama principal, pero no hay duda de que los dos protagonistas se van a pasar toda la temporada tirando muchos desmarques que no serán agraciados con un pase y arrastrando a defensas rivales para que otros usen el espacio libre. Más cerca de estos últimos quedará llegar al club del brazo de Jorge Mendes para renovar con subida de sueldo.

Hay pocas dudas de que Martin cumplirá en su trabajo con nervio y buena disposición. Sus orígenes humildes son el rasgo que le conecta con el espectador. Antoine lo tiene más difícil. Costó casi siete veces más, es el segundo jugador de la plantilla que más cobra y la gente se está cansando de verle malas caras.

Pues haber ido a ver una de Deadpool, oigan. Este Barça es de autor. O sea, barato, turbulento y melancólico. Hasta Messi lo entendió y se pasó de la épica al melodrama, burofax mediante. Hagan ustedes un esfuerzo también, coñe. Y merci pour votre patience.

P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana