Una de las paradojas más conocidas en el mundo de la física cuántica tiene el nombre del físico austriaco-irlandés, Erwin Schrödinger. Para no volver muy loco al lector, básicamente el bueno de Erwin explica que en el microcosmos una partícula puede estar y no estar a la vez, y para hacerlo más comprensible, puso como ejemplo un gato encerrado en una caja, que en un mismo instante puede estar vivo o muerto. Es conocido como el gato de Schrödinger, que se ha hecho más famoso que Cheshire, el célebre felino que ideó Lewis Carroll para ‘Alicia en el país de las maravillas’.

Si hay en el Barcelona un personaje con la capacidad innata de estar y no estar a la vez es Ousmane Dembelé. Capaz de ser un día jugador del PSG, el otro tenerlo todo atado en el Chelsea, para un día más tarde tener un pie y medio en el Barcelona, y seguidamente dar por cerrada su aventura blaugrana, para posteriormente dejar una puerta abierta a su admisión, pero sin dejar de tener los dos ojos puestos en la Premier. Es un gato de Schrödinger en su máxima definición: jugador del Barça, del PSG, del Chelsea y sin equipo y en el paro a la vez.

Ante semejante caos mental por parte de Ousmane, se aventura muy difícil saber qué decisión acabará tomando el extremo francés. Si fuera por su agente, Moussa Sissoko, cualquier opción menos la del FC Barcelona es buena ¿Por qué? Porque los blaugrana le han cerrado el grifo a una comisión de fichajes, poniendo todo el esfuerzo en la ficha del delantero, que se llevaría seis millones limpios, más 1,5 en variables. Evidentemente es una oferta a la baja para un jugador que llegó con la etiqueta de diamante por pulir y se ha quedado en una zirconita.

Aquí es donde entra el propio jugador, que se ha dado cuenta que mejor que en el Barcelona no va a estar. Primero, porque ni el PSG ni el Chelsea parece que están por la labor de tirar la casa por la ventana por Ousmane, y segundo, porque no ha habido un entrenador que haya apostado tanto por él y le haya ofrecido tantas bendiciones, ya sean públicadas o privadas, que Xavi Hernández.

Antes esta tesitura, nuestro gato de Schrödinger ahora mismo no sabe ni tan siquiera si está en una caja. Tal empanada mental lleva el personaje, que ahora mismo no es ni jugador del FC Barcelona. De hecho, ahora ha pasado a ser directamente una partícula neutra en el limbo, si nos sometemos a los parámetros de la física cuántica. Una partícula sin poder de atracción, sin carga electrónica e incapaz de interactuar con otras partículas. Lo más parecido a la nada…