El Barça necesita sosiego y más sentido común. El esperpento diario de unos y otros perjudica la imagen de la entidad. Se les olvida que el club, igual que todos nosotros y nuestras empresas, está sufriendo los estragos de una crisis mundial, que requiere más generosidad y solidaridad y menos mala fe y ensañamiento.

Los promotores de la moción y los precandidatos que la secundan deberían dejar su ansiedad de dilapidación del presidente del Barça que, con sus aciertos y errores, merece una salida ordenada y digna. El club debe aprender a despedir, también, a sus presidentes. No puede ser que todos salgan mal siempre.

Está claro que esta es una moción electoralista y que genera más perjuicios que beneficios para el Barça. Y ahora hay que ayudarle a salir lo menos perjudicado posible de la pandemia en lugar de ahogarlo más. Y lo mejor para el club no es ni una dimisión de Bartomeu ni una victoria de la moción, que provocaría más inestabilidad institucional y perjudicaría al próximo presidente. Al club no le conviene ahora una comisión gestora provisional con nula capacidad de decisión cuando se está trabajando para tapar el boquete de 200 millones anuales que el Barça ha dejado de ingresar por el covid.

Hay un nuevo mercado de fichajes en 80 días y se está en plena negociación con los jugadores para una rebaja salarial. Este marrón se lo debe comer Bartomeu, un presidente discutido pero, todavía, plenamente legitimado para acabar su mandato, que no se paralice el club y evitar el traspaso de todos estos problemas al nuevo presidente, que si tomara posesión a media temporada en lugar del uno de julio, debería asumir las pérdidas económicas de este año como suyas y por 4 meses perdería ya un año de su mandato.

Es evidente que el Barça necesita un cambio de directiva pero hay que hacerlo con sensatez y no a la brava. Para quemar unos matojos no hace falta prender fuego a toda la casa. Seguro que a Bartomeu su corazón le pide irse a casa pero su cabeza le dice que debe aguantar para entregar el club lo más ordenado posible, en beneficio de los intereses de la entidad y del próximo presidente.

Llegados a este punto, toca ir a votar la moción y que Bartomeu explique al socio, de una vez por todas, por qué cree que es bueno para el club que él siga hasta marzo, fecha en la que están fijadas las elecciones. Los 19.000 que han firmado a favor ya se han pronunciado, en cambio los socios que están en contra de la moción todavía no han tenido la oportunidad de manifestarse. La autorización de sanidad para celebrar la votación es la otra derivada. A ver si ahora habrá un contagio masivo por culpa de querer quitarle un mes a Bartomeu.