Todavía no hay fecha para las elecciones a la presidencia del Barça. Ni, salvo sorpresa, la habrá en los próximos meses. El mandato de Josep Maria Bartomeu finaliza en 2021, pero algunos aspirantes ya han iniciado su campaña. El caso más evidente es el de Víctor Font, abanderado del voto electrónico. En la misma junta también hay muchos movimientos y tres directivos ambicionan la máxima distinción: Jordi Cardoner, Maria Teixidor y Xavier Vilajoana.

Joan Laporta, presidente del Barça entre 2003 y 2010, Agustí Benedito, candidato en 2010 y 2015, y Josep Maria Minguella, candidato en 2003, también meditan su irrupción en un proceso electoral que salpicará a figuras históricas como Xavi Hernández y Pep Guardiola.

La lucha por el poder ya ha comenzado. Las interferencias, a tan largo plazo, pueden ser nocivas para el equipo, sobre todo si uno de sus capitanes se suma a la batalla con reproches a una junta directiva que le paga muy bien y le tolera demasiadas cosas. Los excesos de Piqué ya cansan y hasta Leo Messi le ha censurado sus últimas palabras. Sin maldad, pero constatando sus discrepancias.

Los aficionados, mientras, están más desconcertados que preocupados, bombardeados por unos medios de comunicación que también toman parte del asunto. Y es que algunas cosas siguen inalterables. Mientras Mundo Deportivo  (Mundo Directivo, según los futbolistas) mantiene una relación cordial con la junta directiva, el Sport (objeto de deseo, frustrado, de Jaume Roures) se posiciona a la contra. En juego hay muchos intereses.

El Barça, hoy, es el peor rival del Barça. Y el futuro preocupa más que el pasado reciente. El equipo ha arrancado mal, pero tiene un punto más que hace un año y está a solo dos del Real Madrid, que tampoco va muy sobrado. Los despidos de Pep Segura y Víctor Valdés han retratado una nefasta planificación deportiva que deberá corregir Bartomeu, a la espera de que el equipo se ponga las pilas.

Valverde, posiblemente la persona más sensata en un club de locos, transmite buenas sensaciones. Parece que ha aprendido de los errores y no mercadea con las alineaciones. Hoy juega quien se lo merece, aunque deba sacrificar a Griezmann, Sergio Busquets o Luis Suárez. Entre tanta confusión, un poco de cordura siempre se agradece mientras todos esperan la mejor versión de Messi. El único que come aparte.