No sé si empezar entonando la Marsellesa, el himno del PSG o comprarme la camiseta de Mbappé antes de que se vista de blanco. El francés fue una auténtica pesadilla para la defensa blanca durante todo el partido y redondeó su actuación con un gol de genio en tiempo de descuento. Un gol de auténtico crack, de un jugador muy superior al resto de mortales y que, desgraciadamente, acabará jugando en el Madrid.

Laporta debe ponerse las pilas y fichar a Haaland. Y es que, con Mbappé en el Bernabéu, la tiranía blanca puede durar muchos años y sólo con la llegada del noruego se le podrá hacer sombra a nivel mediático y deportivo. Haaland no es tan completo como el galo, pero sí el antídoto perfecto para las picaduras de Mbappé.

Por otro lado, a Messi se le volvió a ver incómodo y fuera de sitio. No es feliz, ni siquiera celebró el gol. Y más allá del penalti fallado, no le vi en ningún momento con ese habitual brillo en los ojos, con esas ganas. Si fuera por mí, le haría un hueco en el Barça hoy mismo. Piénsalo Leo, piénsalo… que aquí siempre serás bienvenido.

Y con todo, mientras el Barça capea como puede el temporal en la Europa League, el Real Madrid está más fuera que dentro de la Champions. El partido del martes fue un auténtico insulto a todos sus aficionados.

Uno por uno, todos los jugadores de Pochettino superaron con creces a sus oponentes y sólo San Courtois evitó una goleada de escándalo. No tienen motivos para ser optimistas. El globo de Ancelotti empieza a desinflarse. Este Madrid no puede hacer nada contra esa versión del PSG y, como dice la Biblia... Vendrán cosas peores.